Nos hallamos frente al punto de partida de una nueva realidad. La transición hacia un mundo diferente en el que todo lo observaremos a la luz de nuevos parámetros. Ello nos brinda la oportunidad de contribuir a la creación de esa nueva realidad partiendo de nuestros propios ideales y aspiraciones.
Una decidida apuesta por el individuo y el entorno que le es propio, modelos descentralizados de poder repartido y participado individualmente y una transformación completa del mundo del trabajo bajo el desarrollo de las tecnologías de la información… son las claves de la transición. Queda aún mucho más por hacer, y por ello tenemos todos nosotros la oportunidad de hacerlo.
En esta nueva realidad las empresas ocupan un papel elemental. Si en épocas precedentes el modelo de organización empresarial arrastraba muchas otras dimensiones de la vida, en el futuro (y desde ahora presente) transformaremos absolutamente sus características y sus objetivos.
Las tecnologías nos permiten desarrollar, incluso de forma privada, cualquier mejora que imaginemos con altos estándares de calidad y costes extremadamente reducidos. Por ello la distancia que anteriormente separaba la producción de los bienes y el consumo de estos ha terminado ya por desaparecer, razón por la cual, y en un mercado de minorías, la marketización de la sociedad ha perdido su sentido. Las empresas hemos de prestar mayor atención a mercados muy determinados, compuestos de múltiples minorías.
También el beneficio ha perdido su sentido. No debemos renunciar a él, sin embargo el verdadero beneficio de una empresa es permanecer y realizarse, por lo que hemos de convertir la planificación en una tarea intelectual a largo plazo y en la que tal vez pesen más las aptitudes de los individuos que integran nuestras organizaciones que la propia rentabilidad medida en términos económicos y resultados cuantificables a corto plazo.
Los organigramas han dejado de ser pirámides monolíticas para convertirse en pequeñas unidades autónomas, multidisciplinares y eventuales. Una nueva forma de trabajar se refiere a la continua subcontratación de funciones. Las empresas somos ahora pequeños núcleos con una amplia red de colaboraciones externas que se integran directa o indirectamente en nuestras estructuras para realizar tareas concretas, regresando al lugar de partida una vez concluida.
En forma de red
Las tecnologías de las comunicaciones permiten dar un nuevo sentido a la realidad empresarial partiendo de la relación entre la propia empresa y los miembros que la integran. Se pueden flexibilizar horarios, descentralizar la toma de decisiones y personalizar la vida laboral.
Cada colaborador de Citythink es acreedor de su propio centro de poder y decisión que contribuye al ejercicio de la actividad cotidiana en forma autónoma, permitiendo, además, reducir los costes estructurales que, de otra forma, soportarían los propios clientes.
Citythink cuenta con personas excelentes. Profesionales en continuo proceso de formación. Mejoramos diariamente.
Un organigrama diferente
Las modernas organizaciones en forma de red y la descentralización nos exigen replantear las relaciones de poder en el seno de las propias empresas.
El organigrama de Citythink se compone de tres unidades: propuesta, proyectos y organización. Una pone la propia empresa a disposición del mercado, otra presta los servicios y otra organiza las tareas externas e internas que exige la propia actividad.
Integración horizontal
Mediante una ‘integración horizontal’ se incorporan a la estructura de la empresa, específicamente, aquellos individuos y medios técnicos necesarios para el desempeño de actividades concretas. Las personas integradas conocen la filosofía de la empresa y su perfil incluye, además de un experto conocimiento de la especialidad, otras habilidades relacionadas con la comunicación, la toma de decisiones y su adaptación a las condiciones requeridas en cada caso. Son siempre los mejores individuos posibles. En ocasiones, integramos personal procedente de la empresa-cliente, o participamos conjuntamente y en cooperación con ellos. La independencia no fortalece a las empresas, les aísla. Nosotros promovemos la cooperación.
Comercialización
La economía actual se ve representada por el sector terciario: los servicios. Un entorno que conocemos estrechamente. Los sectores primario y secundario (agricultura e industria) se han convertido en minoritarios como consecuencia, entre otras razones, de la espectacular carrera tecnológica.
Las nuevas tecnologías de la información permiten superar la distancia entre productor y consumidor con resultados de gran calidad y reducido coste. El mercado se convierte así, en un conjunto de fuerzas en el que todas las empresas nos prestamos servicios recíprocamente.
En este orden de cosas la venta tradicional no tiene ningún sentido. Citythink asume el reto del intercambio contando con la participación del cliente en la definición y prestación del servicio y aún en el coste mismo. Todos nos necesitamos.
Las nuevas estructuras empresariales que hemos puesto en funcionamiento nos dan la posibilidad de eliminar los costes generales de explotación que soportan habitualmente los clientes. De esta forma el importe final de cada operación se reduce notablemente.
Valor humano
La principal prioridad de Citythink es la afirmación del individuo. Las personas son el tesoro de nuestra empresa. Las personas de dentro y las personas de fuera. Acumulamos experiencia y evolucionamos continuamente.
En Citythink observamos al trabajador individualmente. Prestando atención a sus propias circunstancias y a sus propias aspiraciones, En muchas ocasiones el trabajador integrado procede de la propia empresa-cliente.
A largo plazo
La visión panorámica que Citythink ha obtenido de nuestra civilización no es un juego de la imaginación. Es fruto de un profundo y detenido análisis en el que hemos planteado el papel que jugaremos las empresas y otras organizaciones durante la nueva civilización.
Ninguna organización puede plantearse estrategias en cortos espacios de tiempo. Los resultados no son un parámetro valido. La agresividad y la competitividad no definen ya nuestro entorno. La calma es la mejor de las garantías. El futuro no se configura más que detenidamente. Eso no significa que dejemos de ser ágiles y que estemos continuamente alerta, simplemente es un plazo largo.
Los ideales
Tomar partido por un asunto determinado divide y crea hostilidad. Pero es también parte de la naturaleza de las empresas. Fundamentalmente si estas se reconocen formadas por individuos y se dirigen a los individuos. No es fácil apostar por los ideales.
Citythink ha aceptado el reto de convivir junto a ellos. Apostamos por las causas que merecen ser defendidas y no rechazamos el poder de las utopías. Los ideales son, esencialmente, parte de nuestra naturaleza. Y creemos que merece la pena.
Estilo propio
Nuestras formas mezclan la creatividad y la eficacia en un marco donde la complicación se convierte en sencillez y donde la diferencia es un valor preferente.
Tecnología liberadora
Para Citythink la tecnología es el conjunto de técnicas y conocimientos que la humanidad ha acumulado a lo largo de su propia historia. Técnicas y conocimientos que representan al modelo de sociedad en la que dieron origen.
El criterio con el que desempeñamos nuestras actividades parte de esta concepción y se dirige en último término a los usuarios. Una tecnología al servicio de las personas, nunca las personas al servicio de la tecnología.
No nos dejamos seducir por la imagen futurista de la tecnología. El futuro llegará, seguro, pero el progreso hemos de crearlo. Nosotros creamos progreso.
Información
Es la asignatura pendiente de las organizaciones de nuestro entorno, Si hace años dar solución a ese problema era prioritario, hoy es imprescindible. La información es para Citythink un elemento de un gran valor estratégico.